AMLO-Biden una relación que inicia con complicaciones 

AMLO-Biden una relación que inicia con complicaciones 

 

Estados Unidos comenzó este 20 de enero una nueva era. Joe Biden asumió la presidencia y se convirtió en el cuadragésimo sexto mandatario de esta nación, dando así paso al término del gobierno de cuatro años de Donald Trump, el fue el gran ausente en la toma de posesión de Biden.

 

Sin duda se trata de la vuelta de página de uno de los periodos más oscuros de la historia de nuestro país vecino.

 

Se acabó la era del hombre que llegó al poder con un discurso de odio y división para convencer al país fundado por inmigrantes de cerrar sus puertas a la inclusión.

 

Se desvaneció el periodo del hombre que hizo del país de la pluralidad, la nación de la supremacía blanca y cristiana.

 

Concluyó el periodo del hombre que le dio la espalda a sus aliados europeos arremetiendo contra la producción y uso de energías limpias.

 

A final de cuentas, Trump vino a destruir todo lo que los Estados Unidos había logrado ser después de la segunda guerra mundial.

 

Se va Trump y los mexicanos nos quedamos solos, porque nuestro mandatario -quien dijo que iba a ponerle un alto- a última hora cambió su estrategia por la de la cercanía. Y vaya que fue tan cercano que hasta gobernaban de la misma manera: desacreditando a la prensa, desestimando la pandemia, buscando conflictos innecesarios y frenando la producción y uso de energías limpias.

 

Entre tanto, Biden y AMLO mantienen una lejanía evidente en cuanto a proyecto y personalidad. AMLO apuesta a la confrontación con Biden.

 

Decisiones como la eliminación del outsourcing, las trabas a la producción de energías limpias y la eliminación de los organismos autónomos atenta directamente contra la diplomacia de ambos países estipulada inclusive en las letras del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TMEC).

 

Ciertamente, no tenemos oportunidad ni política ni económicamente para jugar a la confrontación con la todavía potencia más grande del mundo y nuestro principal socio comercial.

 

¿Buscamos la confrontación, el rezago y las barreras comerciales? o ¿mejor apostamos por ser un país comprometido con el crecimiento sostenible y contar con una diplomacia que nos permita un lugar en la dinámica de la economía globalizada?