Madres Buscadoras, de Sonora.
Madres Buscadoras, de Sonora.
Carito Martínez
Ante el dolor, desesperación e impotencia de no encontrar a su hijo Marco Antonio, Cecy salió en medio de la oscuridad de la noche, sosteniendo en sus manos una pala y un pico, mientras cargaba en su corazón la amargura de no saber nada sobre el paradero de su hijo que desapareció el 4 de mayo de 2019 en Bahía de Kino. Desde entonces, ella junto con otras mujeres, madres en su mayoría, han localizado a 400 personas sin vida en fosas clandestinas y alrededor de 220 personas encontradas con vida y entregadas a sus familias en distintas partes del país.
Hasta el momento, ninguna institución gubernamental o privada le ha brindado apoyo al colectivo de “Madres Buscadoras”. Los escasos recursos con los que cuentan son gracias a las donaciones de simpatizantes que les han hecho llegar desde el país vecino, Estados Unidos, por medio de una cuenta, además de las actividades para recaudar fondos que ellas mismas organizan, como rifas y boteos.
Cecy Flores, fundadora de “Madres Buscadoras de Sonora” asegura que las únicas herramientas que han recibido en México, como donaciones de manera particular, son el de una camioneta donada por Célida López, con la que no han dejado de trabajar y un camión entregado por el Dr. Alfonso Durazo, que utilizan para trasladarse a la costa de Hermosillo para continuar con su dolorosa búsqueda.
A pesar que gran parte de la ciudadanía se molesta cuando las autoridades proporcionan apoyos en herramienta como picos, palas e instrumentos de búsqueda a colectivos como “Madres Buscadoras” y “Guerreras Buscadoras” en lugar de resolver el problema de las desapariciones de fondo, como lo fue en el caso de Guaymas con la alcaldesa Sara Valle en noviembre del 2020, Cecy Patricia Flores Armenta y las Madres Buscadoras lo agradecen porque según sus palabras, son los únicos medios que tienen para continuar con su travesía.
Por otro lado, Cecy Flores expresa su legítimo deseo que, en lugar de brindar apoyo con palas y picos, las autoridades acudan a los llamados que realizan cuando les dan a conocer quien se llevó de manera forzada a su ser amado y que verdaderamente se realicen las investigaciones pertinentes, así como la apertura de expedientes para llegar y solucionar este problema de raíz.
Reconoce también que la Delegación Nogales de la Fiscalía General de Justicia del Estado ha hecho un buen trabajo y se cuenta con resultados, caso contrario a lo que sucede en la ciudad de Hermosillo, Cajeme y otras delegaciones de Sonora.
Otra de las razones por las que se ocurren las desapariciones es el tema de deudas financieras, según Cecy Flores, este factor aumentó considerablemente en la pandemia por la paralización económica suscitada el último año.
Además de investigar el paradero de sus seres queridos, las madres buscadoras también velan por las carencias de los niños que quedaron desamparados al no saber el paradero de sus padres, llevando en la medida de sus posibilidades, ropa, alimentación y zapatos.
La fundadora de “Madres Buscadoras” pide que se tome conciencia de este tema ya que cada persona desaparecida es una familia destruida para siempre, así como ocurrió en el caso de Cecy Flores, que asegura que la desaparición de sus hijos la dejó muerta en vida.
Por ese mismo motivo exhorta a las autoridades actuales y electas a concientizar a la población dado que muchas veces ni siquiera es el crimen organizado quien realiza las desapariciones forzadas, sino que en son crímenes de carácter pasional, en otros casos, son actos irracionales encausados por el sentimiento de poder y la falta de conciencia que provoca portar un arma de fuego.
Sin duda, el tema de las desapariciones ha quedado pendiente en la agenda gubernamental, se requieren programas y políticas públicas para visibilizar esta problemática creciente, acciones para atacar este fenómeno desde la raíz; debido a la falta resultados positivos de las autoridades responsables, los últimos años se ha dado pie a la creación de estos colectivos meramente ciudadanos. Que deberían de tener un respaldo por parte de las autoridades en cuanto a la protección física, asistencia psicológica, apoyo económico para niños, niñas y familiares desamparados, concientización del uso de armas, entre muchas otros.