“Mi vida está en peligro”: últimas palabras del presidente de Haití, Jovenel Moïse, antes de morir

El pasado 7 de julio en Puerto Príncipe, desde su lugar de residencia, el mandatario de Haití encendió las alarmas de las autoridades luego de llamar desesperadamente sobre la 1 de la madrugada advirtiendo que su vida estaba en peligro

Una llamada desesperada y una súplica en medio del sonido de las balas. Así fueron las últimas palabras del presidente de Haití, Jovenel Moïse, antes de morir brutalmente atacado por 12 impactos de bala y varios golpes en su cuerpo.

El pasado 7 de julio en Puerto Príncipe, desde su lugar de residencia, el mandatario de Haití encendió las alarmas de las autoridades luego de llamar desesperadamente sobre la 1 de la madrugada advirtiendo que su vida estaba en peligro.

La llamada fue hecha a la 1:34 de la madrugada, minutos después de iniciarse un ataque con ráfagas de armas largas en inmediaciones de la vivienda del gobernante. El destinatario de la comunicación fue el comisionado de la Policía Nacional de Haití, quien recibió la denuncia que estaba haciendo el presidente.

“Están disparando junto a la casa”, dijo Moïse en medio de total nerviosismo y pidiéndole la inmediata movilización de fuerzas para evitar su asesinato, según reveló el diario Miami Herald.

Moïse, quien estaba a punto de ser atacado, pidió a la Policía que enviara todas las fuerzas disponibles para evitar que se cometiera un crimen, que el y su familia fueran asesinados. En medio de la conversación, dice el medio, se escucharon detonaciones. Pero después de 10 minutos de espera y clamor, la ayuda no acudió, y Moïse decidió hacer otra llamada.

Este último destinatario sería un oficial entrenado tácticamente de la Policía, que era de su confianza. “Necesito tu ayuda ahora”, dijo el presidente en medio de la desesperación, como el diario estadounidense.

“¿Dónde estás?”, dijo Jovenel Moïse, llamando al oficial por su nombre después de que este último respondiera: “Sr. Presidente”. “¡Necesito tu ayuda, ahora! (…) Mi vida está en peligro. Ven rápido, ven a salvarme la vida”, pidió el mandatario de manera desesperada.

En ese momento, antes de que terminara la llamada, el presidente no pronunció palabra alguna, hubo un total silencio y fue ahí cuando se escuchó un fuerte sonido de un rifle. Ahí, el oficial, cuyo nombre permanece bajo el anonimato, le gritó a sus compañeros oficiales: “Todos regresen a sus autos. Tenemos que irnos ahora”. Cuando las fuerzas policiales llegaron a la residencia de Moïse, ya era demasiado tarde, el presidente estaba muerto.

Revelaciones de la primera dama

A diario se conocen nuevas pistas de lo que sucedió. Las autoridades haitianas confirmaron que más de una decena de exmilitares colombianos fueron contratados como mercenarios, mientras que otros funcionarios de Haití también estarían involucrados.

SEMANA conoció en exclusiva el estremecedor relato que dio la primera dama de Haití a los agentes del FBI que colaboran en el esclarecimiento del asesinato de su esposo, con fuentes judiciales en Puerto Príncipe. Consterna de principio a fin, y no es para menos. A la una de la madrugada de ese 7 de julio perdió a quien fuera su compañero de vida por 25 años.

Los minutos esa noche fueron eternos para ella, para el entonces mandatario, sus hijos y los colaboradores de la casa presidencial. Un grupo de mercenarios irrumpió en la que sería una noche más. Al percatarse de la situación, Jovenel Moïse le dijo a su esposa: “Cariño, estamos muertos”.

Ella corrió hacia la habitación de sus hijos, les pidió que se quedaran en la ducha de uno de los baños del recinto y regresó al cuarto donde se encontraba su marido. Intentaron esconderse debajo de la cama, pero sus pies quedaron al descubierto. Primero atacaron a la primera dama, propinándole un disparo; luego siguieron por su objetivo principal, el presidente de Haití.

Martine Moïse declaró a los agentes del FBI que siempre escuchó a los mercenarios hablar solo español y que ellos estuvieron hablando por teléfono con una persona que, al otro lado, les estaba dando órdenes.

La mujer alcanzó a escuchar cómo describían a su marido tras haberlo sacado de donde se escondía: »Alto, delgado, de piel morena», decían. Más tiempo tardaron los mercenarios en dar las características del presidente que el hombre al otro lado del teléfono en ordenar su ejecución, orden que también alcanzó a escuchar la primera dama.

 

Fuente: Semana.