Migrantes trasladados a Acapulco quedan varados en medio de la violencia y la precariedad
Acapulco, Guerrero. Decenas de migrantes que formaban parte de una caravana hacia el norte del país fueron trasladados por las autoridades a Acapulco, un puerto devastado por huracanes y con altos índices de violencia. Aunque los extranjeros esperaban obtener permisos para continuar su trayecto hacia otros estados, solo se les otorgaron documentos válidos únicamente en Guerrero, dejándolos sin opciones claras para avanzar.
Un traslado lleno de incertidumbre
Después de semanas de caminar por el sur de México, los migrantes aceptaron el traslado ofrecido por el Instituto Nacional de Migración (INM), con la esperanza de regularizar su situación. Sin embargo, al llegar a Acapulco, muchos descubrieron que los permisos no les permiten salir del estado, conocido por su falta de oportunidades laborales y la inseguridad.
“Nos prometieron un permiso para movernos por todo el país, pero aquí nos dejaron sin poder salir ni encontrar trabajo”, denunció Ender Antonio Castañeda, un venezolano de 28 años.
Algunos han encontrado refugio temporal en iglesias locales, pero la mayoría ha tenido que dormir en la calle, mientras intentan decidir su próximo paso en un lugar que no estaba preparado para recibirlos.
Violencia y reconstrucción a medias
Acapulco, que todavía se recupera de los estragos del huracán Otis en 2023, enfrenta graves problemas de seguridad. La violencia y las extorsiones han dificultado la reconstrucción de la ciudad, dejando pocas oportunidades incluso para los habitantes locales.
“El gobierno federal envió fuerzas de seguridad y recursos para la reconstrucción, pero los problemas persisten. Ahora llegan migrantes a una ciudad que ya está en crisis”, comentó el sacerdote Leopoldo Morales, quien ha coordinado ayuda para los recién llegados.
Una estrategia criticada
La política de dispersión de migrantes implementada por el gobierno mexicano ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones civiles. Aunque se presenta como una estrategia humanitaria para descongestionar el sur del país, muchos migrantes terminan abandonados en zonas sin recursos ni apoyo adecuado.
“Es evidente que se busca dificultar su estancia y forzarlos a regresar a sus países”, opinó Tonatiuh Guillén, exdirector del INM.
Mientras algunos, como el hondureño Jorge Neftalí Alvarenga, buscan alternativas para llegar a ciudades del norte con más oportunidades, otros, sin dinero ni medios de transporte, permanecen en Acapulco sin un camino claro hacia el futuro.