MARISELA ESCOBEDO, UNA FEMINISTA DEL SIGLO XXI.
MARISELA ESCOBEDO, UNA FEMINISTA DEL SIGLO XXI.
En momentos actuales, que el movimiento feminista adquiere una gran vigencia en México, para derrumbar barreras que atenten contra los derechos de la mujer una y otra vez, Marisela Escobedo Ortiz, es un estandarte inagotable de lucha femenina.
Por: Jesús Salvador Guirado López
Mas allá de lanzar discursos incendiarios o causar destrozos al patrimonio de terceros, Marisela Escobedo Ortiz, ejemplar madre y víctima de la inseguridad de este país, asumió singularmente una heroica defensa a favor de las mujeres, en una verdadera acción feminista, mientras llevaba a cabo una defensa pacifica literalmente hasta la muerte, por la causa de Rubí, su menor hija, brutalmente asesinada.
En agosto del 2008, en Ciudad Juárez, Chihuahua, la menor de dieciséis años, Rubi Frayre Escobedo, resultó terriblemente privada de su vida por su pareja, quien además de ello, prendió fuego a su cadáver, que abandonó en un basurero conocido como “El Marranal”. Ante una descarada impunidad, el responsable de nombre Sergio Rafael Barraza Bocanegra deambulaba por las calles, como si a nadie le importara el crimen por el cometido. Fue entonces que Marisela Escobedo, ante el dolor y la indignidad, asumió una responsabilidad que no le correspondía asumir como ciudadana, de iniciar una investigación peligrosa para encontrar al autor del crimen. De esa manera, con una gran audacia y valor buscó personalmente por todos los rincones al homicida, de quien finalmente obtuvo su ubicación para posteriormente entregarlo de inmediato a la justicia chihuahuense.
A partir de ahí, empezaría un largo calvario en su vida, donde la aguerrida mujer solo pensaría en obtener justicia para su hija. Y sin salirse de los cánones procesales, Marisela en plena audiencia de juicio, y dirigiendo su vista al homicida, dijo ante los jueces unas palabras que inundaron la sala: ¡Se los dejo a ustedes (al acusado) para que hagan justicia!, expresó con un rostro resquebrajado.
Y en ese momento, ante la sorpresa de todos, el acusado Sergio Rafael Barraza Bocanegra, quien no obstante confesó abiertamente haber cometido el delito, concatenado a otros elementos de prueba, resultó absuelto por unanimidad sobre los hechos ante el asombro de todos, aun cuando en la misma audiencia rogó perdón ante el tribunal y una madre destrozada, por haber matado a la menor.
La señora Escobedo Ortiz, una mujer sin límites, con una gran dignidad y valor civil, puso a las mujeres mexicanas en alto, al enfrentar cara a cara, ella sola y sin nadie más, la indiferencia hacia su género por las autoridades mexicanas, tocando todas las puertas habidas y por haber, para alcanzar la justicia en el crimen de su hija, sin rendirse un solo momento, hasta demostrar a la comunidad mexicana, la indiferencia e irresponsabilidad del Estado para velar por la seguridad de las mujeres, ello sin la necesidad de vandalizar ni atentar contra la estabilidad social para obtener su reclamo, en un país ya por si herido de muerte.
La activista social, mujer trabajadora e independiente, no requirió cobrar culpas históricas a ningún género, ni de exhibirse débil e impotente, sino por el contrario, a los mexicanos nos dejó claro, la fuerza y el poder que tiene una mujer, en toda la extensión de la palabra, que ante cualquier adversidad que aparezca enfrente, logra ponerse de pie para levantar la voz y dejar en claro, que no permitirá atropellen sus derechos ni los de ninguna mujer del siglo XXI.
Al haber quedado absuelto el ofensor en primer instancia quedó en libertad, y aún cuando el tribunal de apelación revocó la inmerecida sentencia condenándolo a cincuenta años, este ya no se encontraba en la ciudad, y había huido a otro Estado. Por esa causa, Marisela tomó carretera por su propia cuenta para recorrer ciudad por ciudad, estado por estado, y así todo el país, buscando al responsable, hasta localizarlo en Zacatecas, y al entregarlo a la policía en bandeja de plata, después de tres meses de búsqueda, las autoridades del estado, lo dejaron libre de nueva cuenta. Entonces la audaz mujer, quien nunca conoció el fracaso, cargada de amenazas, tocó las puertas de los Pinos, negándose el Presidente Felipe Calderón a recibirla. Sin rendirse, regresó a su tierra y se plantó en protesta permanente frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, retando a la muerte, hasta que la noche del dieciséis de diciembre del 2010, arribó un sujeto armado que cobardemente asesinó en plena contienda a la inigualable Marisela.
El caso llegó hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que reclamó al Estado mexicano, una investigación exhaustiva para esclarecer los dolorosos hechos ocurridos, sin que hasta la fecha la justicia haya dado la cara.
En momentos actuales que el movimiento feminista adquiere una gran vigencia en México para derrumbar barreras que atenten contra los derechos de la mujer, una y otra vez, Marisela Escobedo Ortiz, es un estandarte inagotable de lucha femenina, madre, profesionista y empresaria, que es un ejemplo de una batalla sin precedentes, una mujer que se mantuvo protegiendo a sus hijos, y decidió sin descanso asumir una responsabilidad que avergonzó a las instituciones de procuración e impartición de justicia de Chihuahua, buscando y encontrando al homicida por sus propios medios en dos ocasiones, para obligarlos a cumplir con su función pública, ello admirablemente, sin realizar manifestaciones transgresoras de derechos ciudadanos de personas inocentes. Pero logrando finalmente, exponer al Estado Mexicano como incompetente y corrupto aliado al narcotráfico hasta sus altas esferas. A doce años de la tragedia ocurrida a esta gran mujer, se le recuerda con la siguiente proclama fiel al rumbo que tomó su vida en los últimos días: “Mejor morir de pie, que vivir de rodillas”