La caída del Imperio.
La caída del Imperio.
Es imposible pasar desapercibidas las primeras imágenes filtradas del cast que compone “House of Gucci”, los vestuarios exceden cualquier expectativa desde el primer momento, además no podemos negar que Lady Gaga y Adam Driver, que son quienes le darán vida a los protagónicos de la historia, lucen espectaculares.
A tan solo unos meses del estreno de House of Gucci nos encontramos ansiosos e intrigados por la adaptación y el desarrollo que Ridley Scott le dará a esta cinta cinematográfica. No puedo esperar a ver el reto que enfrentará en este nuevo filme con una historia en mano del que pocos fueron testigos en aquel año de 1995.
Situémonos. El nieto del dueño de la marca italiana se posiciona como uno de los protagonistas de esta historia: Maurizio Gucci, quien lleva su apellido por nombre, y sin duda alguna su entonces esposa, Patrizia Reggiani. Ambos se conocieron en sus 20 durante una fiesta en Milán, donde Maurizio quedó asombrado por la belleza de una mujer vestida de rojo, hablamos de Reggiani.
El encuentro concluyó en boda, aún a pesar de la oposición por parte de la familia, aquella unión que en su momento fue por amor terminó en separación, hasta llegar a un proceso de divorcio y una batalla legal que duraría casi más de una década. Los líos comenzaron a crecer y Patrizia informaba en una entrevista que Maurizio la abandonó.
Gucci había encontrado a una nueva pareja: Paola Franchi, después de esta traición y la separación que orilló a la pareja a divorciarse, Reggiani mostró su enojo públicamente e incluso amenazó abiertamente con matar a su exesposo, convirtiéndola así en la principal sospechosa unos años más tarde. Patrizia comenzó a buscar personas que se encargaran de asesinar a Maurizio y limpiar la escena del crimen, haciéndolo ver como un accidente, pero tiempo más tarde fue declarada culpable de planear el asesinato de su esposo y fue sentenciada a 29 años de prisión por el crimen cometido.
El 27 de marzo de 1995, Maurizio subía hacía la cima del iceberg de Gucci, sin saber que se encontraba en el punto justo donde su destino tendría fin: fue asesinado por la espalda de tres disparos, pero quien remató con su vida aquel día fue un cuarto que le dió en la cabeza y lo hizo desplomarse en el suelo. Onorato -el portero de aquel edificio- también recibió dos balazos, dándose cuenta que aquel hombre que había entrado al edificio unos segundos antes había sido asesinado. Todo esto en 1995.
Aunque el plan en sus principios haya sido estratégico, con personas de su lado, fue una llamada anónima que orilló a la policía a descubrir a Savioni, Auriemma, Cicala y Benedetto; unas de las personas que había contratado para su maléfico plan, por supuesto que para cerrar con el primer sospechoso y culpable de aquel crimen no podría faltar una ex esposa sedienta de venganza: Patrizia Reggioni, una mujer que hasta hace poco había formado parte de la familia.
La caída de Gucci, fue sin duda alguna escandaloso y dio pie a uno de los juicios mediáticos más atroces de Italia, donde cinco personas fueron condenadas por un asesinato cometido en conjunto. Reggiani por su parte obtuvo una condena de 29 años, un intento de suicidio dentro de prisión y un apodo por el que será recordada por la prensa como “Lady Gucci”.
Nos encontramos próximos a vivir en carne propia la ficción que desatará la trama de un divorcio que terminó en tragedia: una historia contada por Scott pero que en su tiempo fue un acontecimiento que remataba en Italia. Aunque para muchos era difícil poder pensar más allá de una caída en el imperio, ese hecho sólo significaba el inicio del ascenso de la marca. Tengo la certeza que el nuevo filme de Scott sabrá revivir el sabor amargo de aquel divorcio, la pena y la muerte de un empresario, por su parte Lady Gaga y Adam Driver tendrán que encarnar más que solo personajes, dándonos la aventura y haciéndonos dentro de la historia.
Lejos de la moda y el glamour, Gucci se convirtió para sus espectadores más allá de una conspiración, un deseo de venganza o un asesinato, fuera de perjudicar a la marca agregó misticismo, volviéndola más emblemática en la industria.