Un caótico regreso a clases en México
Un caótico regreso a clases en México
En toda la historia moderna del sistema educativo mexicano no ha habido un regreso a clases más complicado que el que enfrentan tanto el país como el resto del mundo, luchando contra una pandemia incesante.
Desde hace más de 16 meses que México cerró las aulas en el país para frenar los contagios y migrar hacia una modalidad a distancia. Aunque algunos Estados han abierto paulatinamente planteles, por decreto oficial este lunes el regreso será universal para los alumnos de preescolar, primaria y secundaria.
No será una tarea fácil. La idea de un regreso a clases no termina de convencer a familias y a profesores que no ven condiciones sanitarias óptimas -o cuando menos mínimas- para garantizar la ausencia de riesgos.
Por otro lado, existen organizaciones y sectores de la sociedad civil que llevan meses trabajando para impulsar el regreso a las aulas, su argumento es que si toda actividad económica ya está abierta a pesar de los semáforos epidemiológicos en alerta, ¿por qué las escuelas no?.
De la misma manera, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha manifestado que: “llueva, truene o relampaguee”, el 30 de agosto volverán las clases presenciales.
Algunos Estados, como Campeche o la Ciudad de México, hicieron el intento hace unas semanas, pero los repuntes de los contagios por la variante Delta dieron marcha atrás a la iniciativa. Otros estados como Michoacán e Hidalgo se resisten y anunciaron que los alumnos continuarán su educación en casa con la modalidad a distancia debido al incremento de casos positivos de Covid.
Tampoco las familias se muestran muy conformes. Aunque no hay datos certeros, algunas encuestas encargadas por medios de comunicación a nivel nacional señalaban hace apenas unos días que algo más del 60% de los hogares prefiere tener a sus hijos con ellos. Y no son pocos los profesores que difieran de esta opinión.
Algunos líderes de los sindicatos de maestros ya anunciaron que los docentes no regresarán. Las respuestas van llegando de todos los rincones del país por parte de los voceros políticos.
Tampoco podemos copiar esquemas de otros países. Mientras México tiene abierta la vacunación entre los 18 y los 29 años, en otras naciones van más avanzados vacunando a estudiantes de 15 años en adelante en nivel de secundaria.
En marzo de este año, se dio prioridad a la vacunación de los docentes a quienes se aplicó la vacuna china CanSino de una sola dosis, con vistas a reanudar las clases, pero los avances, como casi todo el país, van a ritmos distintos según el Estado de que se trate.
Hay ánimo por empezar, considerando lo difícil que ha sido adaptar el esquema educativo a distancia pues un gran número de jefes de familia trabajan para el sustento económico de sus casas y se les dificulta dedicar el tiempo a la enseñanza.
La comparativa con otros países como China permite observar cómo los primeros días las ausencias serán mayores y si todo sale bien, se irán mitigando con el paso del tiempo. De algún modo la confianza irá creciendo dependiendo directamente del alcance del proceso de vacunación.
Otro gran reto es el de infraestructura. Los Gobiernos locales han hecho un esfuerzo por adecuar las condiciones de los planteles, en muchos de los cuales han tenido que reinstalar y adaptar todo el sistema sanitario, pero ese proceso no ha concluido en todas partes y hay escuelas rurales que no tienen ni agua potable, por ejemplo.
En estos meses de pandemia, los colegios cerrados han sido saqueados y vandalizados. La organización Mexicanos Primero contabilizó cerca de 5 mil 500 escuelas vandalizadas para cuya reparación se necesitarán cerca de 550 millones de pesos. Robaron material de toda clase, desde aires acondicionados hasta cableado eléctrico.
En cientos de escuelas se repartirán cubrebocas y gel, como marca el protocolo diseñado por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Se dispondrá de termómetros para medir la temperatura antes de entrar al colegio y se insta al lavado de manos.
También se ha establecido la sana distancia, pero se desconoce cómo podrá satisfacerse esta norma si todos los niños acuden a clase como antes de la pandemia, en los mismos espacios. Quedan prohibidas las reuniones y ceremonias escolares para evitar las aglomeraciones. Por último, se solicita dar prioridad a los espacios abiertos, tarea difícil en regiones del país como esta.
Los espacios abiertos son fundamentales, y sin embargo, se ha dado prioridad al gel o el cubrebocas”, además de que el verano en regiones como esta con altas temperaturas obliga a los alumnos a refugiarse en ambientes cerrados con aire acondicionado.
Algunas familias no quieren que sus hijos vayan, porque temen que contagien a personas de riesgo como los abuelos, pero al mismo tiempo están conscientes de que los niños presentan dificultad de aprendizaje con la modalidad de distancia.
En una de las encuestas de la SEP se revelaba que los padres eran conscientes de que los niños no estaban aprendiendo como es debido desde las casas y que arrastraban problemas emocionales, pero se negaban a llevarlos a la escuela presencial.
México tiene importantes razones para volver a la escuela. Su sistema educativo presenta carencias de calado y la brecha entre las zonas más pobres y las acomodadas no ha hecho más que ensancharse en estos tiempos con la enseñanza a distancia, que muchas familias no han podido satisfacer de manera adecuada.
En México son muchas las desigualdades, pero la pandemia invita a ver matices, “no es todo o nada”. Hay sitios donde, efectivamente, se pueden abrir las escuelas, los niños deben ser la prioridad y tener acceso a la educación.
Con la vuelta a la actividad económica muchas personas han regresado a sus trabajos y al mismo tiempo conviven con sus hijos en casa. La educación y la economía están muy relacionadas y tendrán un impacto directo en el futuro de las próximas generaciones.