Cruel abandono en las ciudades de Sonora; denuncias de corrupción, en el olvido; Guaymas: gobiernos chiquitos hacen problemas grandes, pero no ven los reales; el regreso de Castillo al ring; el lunes, “El inicio de la transformación” en Sonora
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+ Cruel abandono en las ciudades de Sonora; denuncias de corrupción, en el olvido; Guaymas: gobiernos chiquitos hacen problemas grandes, pero no ven los reales; el regreso de Castillo al ring; el lunes, “El inicio de la transformación” en Sonora
Agustín Rodríguez L.
GUAYMAS, Son.- Oigo y leo a compañeros del oficio del sur de Sonora, planteando la prueba no superada de los alcaldes que en breve entregarán la estafeta a quienes, tras el proceso electoral de junio, tuvieron los votos suficientes para obtener algo muy parecido a “la rifa del tigre”.
Rosario Quintero, de Navojoa; el de Cajeme, Sergio Pablo Mariscal; el bravucón y opaco alcalde de Empalme, reconocido por sus escándalos políticos y financieros –hasta amenazó con pistola a la síndico—, Francisco Javier Genesta; o la paseadora y seguidora de tradiciones étnicas sonorense, la guaymense Sara Valle, dejan una imagen que en el pasado hacían mucho más que sonrojar a quienes representaban al pueblo. Ni qué decir de “La Célida” en Hermosillo, y así…
Debiera atraerse ese pasado en el cual un alcalde era electo por su antecedente de rectitud y ¡ay de aquel que la pusiera en duda!
Hoy, no pueden defenderse de la cruel forma en la que los describe el ciudadano. Pregunto de eso a analistas y amigos y responden con algo simple: no pueden, pues si piden pruebas, los sepultan en ellas.
Pero ¿y la ley? Es la inmediata interrogante. Son expertos mis amigos en el baldazo de agua fría para sofocar mis clamores, respecto al marco legal y su uso para castigar a representantes que disponen para su beneficio, del recurso destinado al progreso de su pueblo.
Regidores actuales y pasados interpusieron demandas ante Contraloría Municipal, ministerios públicos, Contraloría estatal, Fiscalía Anticorrupción o Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización y… nada.
Dejar ciudades destrozadas, con pésimos servicios y evidencias de corrupción extrema es hoy color de identidad en Sonora, como ocurre en Guaymas, donde la eterna expectativa del cambio sume en el desaliento a una población que se revela calificando de lo peor a sus representantes. Tendrán razón:
La ciudad se ahoga en basura al fallar el Ayuntamiento, que intercambia culpas con la concesionaria irresponsable ¿y corruptora? PASA; nos inundan aguas negras ante ese costoso fiasco llamado Comisión Estatal del Agua; falta empleo bien pagado, pues la promoción económica oficial no existe; la cultura y el deporte son letra muerta en materia de presupuesto para su aliento, ni se diga el apoyo social.
Es largo exponer punto a punto, pero fácil describir la imagen actual de Guaymas: deprimente.
Con todo y su gran potencial, así está. Hay culpables, pero no los llaman a cuentas. ¿Nombres? Es fácil encontrarlos con solo volver a la lista previa de instancias y, según la época, “guglear” sus datos.
Los alcaldes se olvidaron de atender la ciudad y, si hacemos caso al rumor de la gente, solo obedecieron a quien los puso allí y ¿qué creen? Que el desalentado ciudadano ya no cree que su voto haya sido el medio para llevarlos a la silla que dejarán en unos días.
Ahora creen que alguien –léperos controlando presupuestos, afirman– les ordenaba qué hacer con los recursos y cómo llevarlos al destino que maquillan los “limpiadores” de contabilidades.
Los alcaldes no se ruborizan ya al mentir con descaro, cuando informan haber pavimentado, mejorado escuelas, llevar agua y drenaje, etcétera. Hasta se enojan si no les creen y, entre más ineptos e incultos, más represivos.
Guaymas, con potenciales dignos de competencia mundial, refleja olvido, incapacidad, indolencia, desesperación incluso de quienes ven todo lo que puede hacerse y no se hace. Extenderse duele más, así que me ejemplifican con esto y lo uso:
Hubo dos días de lluvia con escaso milimetraje, pero así lo ven ellos:
“Realiza Protección Civil recorrido de supervisión por afectaciones tras la lluvia”. Y narra la oficina de prensa de la comuna, que la instancia realizó “el operativo de búsqueda, rescate y evacuación de la comunidad en diferentes sectores para cuantificar daños y verificar la situación de las personas que se encuentran en las zonas más vulnerables ante las inundaciones”.
Dicen haber evacuado a 4 personas “por daños de inundación en su vivienda” y anuncian que el agua se sacará con bombas; que se “atendió llamados por vehículos que se quedaron barados (SIC) en las zonas más afectadas”; amplían sobre autos caídos en alcantarillas –otra vez la CEA–, árboles en el suelo y fallas de energía eléctrica “en algunos sectores”.
Termina el comunicado: “las autoridades municipales continúan trabajando en la prevención de riesgos y exhorta a la ciudadanía a reportar cualquier situación o afectaciones mayores a causa de las lluvias”.
Brota esta conclusión: un gobierno chiquito todo lo mira grande. Quizá también por razones contables.
Para la gente, lo que la alcaldesa y su gente vieron fue una gran lluvia que nunca existió. Pero no ven, por ejemplo, los enormes charcos de aguas negras, más grandes y de olor mucho más desagradable que esos dejados por la lluvia, y con peores efectos.
CASTILLO SUBIRÁ AL RING
José Luis Castillo subirá de nuevo al ring tras una ausencia de casi 7 años.
A sus casi 48 años, enfrentará en riña de exhibición a otra luminaria boxística, Marco Antonio Barrera, el 29 de octubre en Houston, Texas. Lástima que el Covid impedirá ir a verlo en vivo.
DURAZO, EL LUNES
El lunes será “El inicio de la transformación” en Sonora.
Ya hay agenda para que Claudia Pavlovich entregue el mando a Alfonso Durazo. Solo falta que el Covid-19 haya dejado en paz al mandatario electo, para poder cumplir el esperado programa.
Y permanezca atento este sábado, pues hará más designaciones del gabinete legal y ampliado y sumará titulares de organismos descentralizados, a quienes llama “un equipo muy completo, que me permite tener certeza de que les vamos a responder en los términos comprometidos”.