Reforma energética: el PRI tiene la última palabra
Reforma energética: el PRI tiene la última palabra
La última modificación a la Constitución en materia de energía eléctrica se dio en un lejano 2013 con la reforma energética de Enrique Peña Nieto, donde tuvo el apoyo de los partidos PRI, PAN y PRD, la alianza “Pacto por México”. Con ello, se lograron las modificaciones necesarias para abrirle las puertas a la inversión privada y darle prioridad a los productores de energía que vendan a menor precio.
Desde entonces, el presidente López Obrador se opuso a esta decisión y prometió que, de llegar al poder, la eliminaría, aunque tras varios intentos, no lo ha podido concretar en estos primeros tres años de su gobierno. La semana pasada el Ejecutivo federal envió a San Lázaro una nueva iniciativa en materia energética.
En esta ocasión, la iniciativa del Presidente plantea que 56 por ciento de la generación de energía eléctrica sea por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el resto le corresponda a la iniciativa privada.
Acaba con los órganos técnicos que funcionan de contrapeso. Al desaparecer la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Comisión Reguladora de Energía y el Centro Nacional de Control de Energía se desaparece todo el arbitraje del sector y con ello se abre la posibilidad de manipular y corromper las actividades referentes a transporte, almacenamiento, distribución y generación de gas, petrolíferos, petroquímicos, electricidad, bioenergéticos, etc.
Anteriormente López Obrador ya había atacado y minimizado algunas de estas instituciones, ahora las quiere desaparecer. También plantea que la explotación de los yacimientos de litio sea acción exclusiva de la nación.
A todas luces se trata de una reforma ilegal pues viola directamente el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá al cerrar un sector importante a la libre competencia. Esto además de poder generar sanciones si se consuma, con el puro hecho de proponerse va a generar consecuencias en la credibilidad y la confianza de inversión en nuestro país. Además, detonaría una cascada de acciones legales, por parte de las empresas que actualmente cuentan con concesiones y contratos.
Por si fuera poco, la CFE queda rebasada al no tener tecnología, ni infraestructura y recursos para acaparar todo lo que la iniciativa contempla.
Al ser una reforma constitucional se necesita de dos terceras partes de la Cámara de Diputados para aprobarse, es decir, 333 votos a favor, pero Morena y aliados consiguen 277 votos, lo que hace necesario sumar a otra bancada. De entrada, el PAN, PRD y MC en menos de 24 horas se manifestaron en contra de la iniciativa.
Pero el PRI se ha visto más abierto al análisis de la reforma y su presidente Alejandro Moreno y el líder de la bancada de diputados, Rubén Moreira han manifestado que convocarán a un foro de especialistas para analizar las ventajas de la iniciativa.
Ahora el PRI se encuentra ante un dilema: votar a favor de la reforma energética de AMLO o bien refrendar su compromiso con sus aliados de “Va por México”, PAN y PRD y votar en contra de la iniciativa.
Como dijo el presidente López Obrador es momento de definiciones, ¿votará el PRI a favor de la reforma energética?.