El futuro que no fue
Por Solangel Ochoa
La semana pasada se vivió la conmemoración de uno de los días más significativos de la historia política moderna del país, el aniversario luctuoso de Luis Donaldo Colosio Murrieta, cuyo asesinato cimbró a un país que veía en el candidato las esperanzas de un mejor
México.
«Veo un México con hambre y sed de Justicia»; dicta la frase que recordamos y en la cual se encierran las demandas ciudadanas de 1994 y que al día de hoy siguen vigentes. Se develó este 23 de marzo en el Congreso de Sonora la placa que reza el nombre «Luis Donaldo Colosio Murrieta» con letras doradas que sobresalen en el recinto legislativo y que dan honor a quien es y ha sido un orgullo de la política mexicana, pero sobre todo sonorense.
Irónico resulta que siendo Luis Donaldo Colosio un orgullo cuyos ideales han sido capitalizados por los priistas, sea precisamente una legislatura con mayoría de Morena, quien le haya brindado este merecido homenaje.
Por lo anterior, aproveche la oportunidad de preguntar al gobernador Alfonso Durazo si acaso esos ideales que representaba Colosio son también los que encarnan a la Cuarta Transformación y aunque aseguró que existen coincidencias no son lo mismo.
«Hay muchas coincidencias, en primer lugar, sin ánimo de forzar las comparaciones porque dicen que las comparaciones son odiosas, entre dos liderazgos de López Obrador y de Luis Donaldo hay también similitudes, ambos son de origen clase media, son de poblaciones pequeñas, gente sencilla, gente honesta, gente socialmente comprometida y en ese inventario pequeño de coincidencias hay también diferencias que son por demás entendibles, pero hay que trabajar en las coincidencias».
Además, en ese mismo tenor pregunté si le gustaría continuar con el camino truncado de Colosio a lo que me contestó:
«Tengo una responsabilidad que cumplir como gobernador y en el cumplimiento de esta responsabilidad tendré presente los ideales de Luis Donaldo Colosio».
Sin duda, el discurso del gobernador, durante el cual de cuando en cuando le quebraba la voz por recordar las anécdotas de su viejo amigo resultó tanto encantador como conmovedor.
Entiendo pues, que en dicho momento donde el protagonista fue el mártir nacional, no había cabida para un destape presidencial, obediente del buen consejo de su amigo, cuidando las buenas maneras.
«Buenas maneras con todos, todo el tiempo, que las buenas maneras son muy redituables en política».
Hasta siempre.