La falda escolar exhibe el conservadurismo rancio en Sonora | 11:11 por Solangel Ochoa
La falda escolar exhibe el conservadurismo rancio en Sonora
11:11
Por Solangel Ochoa
Un tema que causó polémica a nivel local fue la propuesta que presentó la diputada Celeste Taddei Arriola, sobre la implementación del uniforme neutro, la que contempla que las niñas puedan elegir qué uniforme usar, falda o pantalón.
Me llamó la atención que un ala muy conservadora sale a decir que “hay cosas más importantes por legislar”, que sería mejor ver a las y los legisladores presentando iniciativas de otra “índole”. Comparto la idea de que el trabajo legislativo debe mejorar, lo que no comparto es el doble discurso y las falacias al argumentar.
El tema en discusión es si las niñas pueden tener o no el derecho a elegir si usar falda o pantalón como uniforme. La discusión nunca fue sobre la calidad de las iniciativas de ley presentadas en el recinto legislativo, así como tampoco se trataba de discutir una agenda pendiente en el tema.
Nancy Burruel, calificó esta iniciativa como “un exceso inútil e intrascendente” y basó toda su lógica en la siguiente premisa “las niñas no pueden decidir sobre su uniforme porque los diputados tienen mejores temas que discutir”.
Si partimos desde el este punto, toda su argumentación es invalida y desconsiderada, porque no solamente no plantea su postura desde un inicio, sino que tampoco la acepta y lleva la discusión un terreno en el que claramente tiene las de ganar porque, ¿quién no quiere que las y los diputados se pongan a trabajar?
Aclarado el punto, ahora sí, discutamos lo importante: ¿deben las niñas de Sonora tener derecho a elegir su uniforme?, sólo hay dos respuestas, sí o no y porqué.
Dejaré de lado la ideología de género y la igualdad entre niñas y niños, no porque sean posturas menos importantes, sino porque quiero traer a colación cuestiones muy elementales por las que efectivamente, considero que las niñas si deben elegir su uniforme.
Las niñas y adolescentes son víctimas de acoso y hostigamiento sexual, es una práctica bien conocida y hasta “normalizada” que sus compañeros usen espejos o bien que se coloquen debajo de las escaleras para ver bajo de sus faldas e incluso, que simplemente les levanten la falda porque sí.
Si las mujeres adultas podemos utilizar pantalón por comodidad, ¿por qué no pueden usarlo las niñas?, sobre todo en una institución en la que pasan la mayor parte de su tiempo y en una etapa de sus vidas donde son también más vulnerables.
El uso de pantalón inhibe el acoso sexual y además, permite el libre desarrollo de la personalidad de las niñas y adolescentes. Utilizar la ropa adecuada para las actividades escolares les permite jugar y moverse libremente, realizar actividades deportivas, así como subir y bajar escaleras sin preocuparse porque alguien trata de verlas por debajo de la ropa.
A lo anterior, sumemos la sexualización de las infancias; la palabra “lolita” describe a esta niña o adolescente que no ha alcanzado la edad de consentimiento sexual y resulta muy atractiva sexualmente a los hombres mayores. Las representaciones gráficas de esta depravación están encarnadas en la figura de las colegiales, ¿tengo que agregar algo a este punto?.
El uniforme escolar se implementó con el fin de evitar la distinción de clases sociales entre el alumnado y así prevalecer la unidad entre ellos. De este modo, el sistema educativo adoptó los uniformes escolares en la mayoría de escuelas públicas en los 60s. En los 80s la Secretaría de Educación y Cultura decidió eliminar la obligatoriedad del mismo, sin embargo, la misma Secretaría, así como madres y padres de familia optaron por seguir con el uso obligatorio del mismo ya que resultaba una opción más económica.
Evidentemente el contexto ha cambiado, las razones para pedir que las niñas elijan su uniforme mantienen la esencia de ser todas y todos iguales, con la distinción de que lo que se exige es la igualdad para elegir, la igualdad de condiciones para no ser víctimas de violencia y de acoso sexual; y si un uniforme puede inhibir que nuestras niñas sean víctimas de abusos ¿Quienes somos nosotros para limitarlas?