La incipiente oposición de Morena en Sonora rumbo al 24 | Monitor por Alan Castro
La incipiente oposición de Morena en Sonora rumbo al 24
A partir del proceso electoral que cristalizó la llegada de Morena al poder, pero sobre todo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república, se ha venido dando una serie de elecciones que lejos de debilitar el proyecto de la cuarta transformación, se ha ido fortaleciendo poco a poco.
Pues si bien se podría suponer un desgaste natural de gobierno, la narrativa construida desde hace años del presidente aún hace eco en el gran grueso de la población mexicana elección tras elección, quien vuelve a comprar su discurso -con justa razón- en contra los partidos que hoy son oposición.
Y es que, aunque podríamos decir que la popularidad de Andrés Manuel y su política social han blindado electoralmente su proyecto, parte fundamental de que Morena y sus aliados sigan fuerte en el electorado no es por méritos propios, sino por lo que han dejado de hacer aquellos partidos contrarios.
Simplemente no existe oposición, al grado de que el propio presidente en su tradicional retórica maniquea, de buenos y malos, ha tenido que pelearse con las cámaras empresariales, los organismos autónomos y hasta con la prensa, simplemente porque los partidos políticos no son un real contrapeso.
Aunque la oposición cante victoria por no permitir una reforma en la cámara de diputados y celebren un triunfo electoral que dista mucho de serlo, la realidad es que juntos todos los opositores de la sociedad civil, iniciativa privada e institutos políticos están lejos de poder hacerle frente a Morena.
Rumbo a la sucesión presidencial de 2024 no se ve que alguien pueda impedir el triunfo contundente de Morena, y si hay una vaga esperanza de que se le pueda hacer competencia sería más por los errores del mismo Morena, que por los aciertos de los partidos de oposición.
En Sonora, las cosas tampoco son tan distintas, aunque siempre la elección intermedia de los gobiernos estatales es una aduana importante, el contexto nacional, el liderazgo del gobernador y sobre todo la incipiente oposición estatal, dan garantías importantes para que Morena vuelva a arrasar.
Pero, ¿existe oposición a Morena en Sonora?, en este momento la respuesta es obvia, por tres simples razones, por una parte, el PRI aún lo preside Ernesto De Lucas, quien ha sido un aliado de Morena en el Congreso del Estado como coordinador de la bancada tricolor, obviamente no tenía otra opción.
Otro factor, es que quien podría representar un liderazgo alterno al proyecto de la cuarta transformación al ser alcalde de la capital y emanar de la alianza de la oposición es Toño Astiazarán, pero pareciera que es del partido del gobernador, con quien no tiene empacho decir que tiene la mejor relación.
Y aunque no vale mucho la pena mencionar a Acción Nacional, creo que Gildardo Real aún no define bien una línea de acción estatal y más bien pasan por una crisis de identidad, no se sabe si son el PAN de Padrés, el mismo que está en contra de Pavlovich y en miras de aliarse al PRI, incluso hasta a MC.
Para acabar de enrarecer más el ambiente, sume como oposición también al comité promotor del Frente Cívico Nacional en Sonora, el cual ya se constituyó en mayo y tiene como objetivo defender causas específicas de la sociedad, y por supuesto hacer un contrapeso del gobierno federal.
Para cerrar, consideramos que, si bien en algunos municipios Morena como marca ya podría estar pagando factura por malos gobiernos, de nueva cuenta el tema nacional y sobre todo el manto protector de López Obrador alcanzará para proteger a los candidatos del proyecto y por supuesto de partidos aliados.
No dudamos que a diferencia de la sucesión presidencial se presenten escenarios más competitivos en el estado, pero dependerá de la capacidad que tengan esos partidos de renovarse y presentarse como una opción seria a la ciudadanía, porque hasta ahora solo son una incipiente oposición.
“Festivalitis” y populismo cultural, la resaca de las Fiestas del Pitic
Luego de dos años de ausencia regresaron las Fiestas del Pitic, de manera presencial acompañadas de miles de hermosillenses, quienes al parecer estaban ávidos de salir de casa y disfrutar todo lo que conlleva un evento de esta envergadura.
Si bien se hizo un esfuerzo importante al realizar este evento de manera virtual años anteriores, en el tiempo de ausencia sin lugar a dudas cambiaron varias cosas, encontrándose con una ciudadanía más despierta y participativa en redes sociales.
Tiempo pertinente también, para reflexionar y replantearse el sentido de las políticas, los eventos artísticos y culturales, pero sobre todo cuestionar el uso de los recursos públicos y por supuesto, su utilización con un fin cultural y no meramente popular.
En reciente entrevista con el escritor y periodista Imanol Caneyada, hablaba precisamente de la poca claridad que hay en cuanto a las políticas públicas que tienen que ver con la cultura, las cuales nunca están diseñadas con objetivos específicos.
No obstante, se sigue pensando que los institutos culturales están para hacer festivales y ferias del libro, utilizando la “festivalitis” para justificar un presupuesto destinado a cultura, que precisamente es manejado la mayor parte de las veces con discrecionalidad.
Si bien, Imanol Caneyada reconoce que las Fiestas del Pitic es un momento de gran derroche de la cultura y del dinero, solamente son cuatro días del año y el resto del mismo no pasa mucho, casándose con fórmulas que ya dieron lo que tenían que dar.
En referencia al desempeño del Instituto Municipal de Arte y Cultura, el escritor vasco señala que a la distancia pudo percibir cierta molestia en el gremio artístico por la apuesta -que cada vez se hace más latente- de convertir los eventos culturales en populares.
Sin meterse al debate de que, si Cristian Nodal es cultura o no, Imanol Caneyada cuestiona que el dinero público etiquetado para la cultura se utilice para este tipo de artistas comerciales, lo cual los describe como un populismo utilizado a través de la cultura.
Es decir, un populismo cultural que busca solo tener contenta a la ciudadanía, además de generar simpatías con fines políticos y electorales de los gobernantes en turno, aseverando que eso no es una política cultural sino simplemente: pan y circo para la gente.
Por su parte, el promotor cultural Hermes Ceniceros no cuestiona la cartelera artística encabezada por Cristian Nodal, la cual dicho sea de paso le pareció equilibrada, sin embargo, su crítica va hacia cómo se repartió el recurso dentro del elenco.
En ese sentido, el dueño de la librería Pequebu argumenta que, si el IMCA ya cuenta con patrocinadores capaces para la contratación de un artista tan popular, se debería de aprovechar sus “buenas intenciones” en invertir en otras áreas del arte y la cultura.
Por mi parte, considero que es digno de reconocer el esfuerzo realizado por la directora del instituto, Mariana González, y más allá de las polémicas fiestas, destacó la visión de sacar la cultura de museos y recintos para llevarlos a los barrios y colonias de Hermosillo.
Y si bien, cuantitativamente las Fiestas del Pitic fueron un éxito en todos los sentidos, las críticas y el debate generado a partir de las mismas deben ser valoradas y abonar para que las próximas ediciones cumplan las expectativas de todos los sectores involucrados. Es cuanto.